La seguridad de los nuevos alimentos mediante tecnologías de cultivo de células, ingeniería tisular y fermentación de precisión lista para su evaluación científica.
Fecha: 10 mayo 2023
Nuevos alimentos gracias a la innovación de las tecnologías de cultivo de células, ingeniería tisular y fermentación de precisión.
Los días 11 y 12 de mayo de 2023 la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) organiza el 27º Coloquio Científico sobre alimentos e ingredientes de alimentos derivados de cultivo celular, dirigido a científicos de agencias europeas e internacionales, empresas alimentarias y tecnológicas, grupos de consumidores y otras partes interesadas y donde se compartirán sus conocimientos y puntos de vista sobre los últimos avances en relación al establecimiento de normas para evaluar la seguridad de estas nuevas tecnologías de los alimentos y que se podrá seguir vía streaming sin necesidad de registro previo.
La ingeniería tisular y celular hace posible que se puedan cultivar células y tejidos de un organismo de forma independiente en condiciones determinadas. La ingeniería celular ya se está utilizando en medicina para regenerar tejidos y reemplazar células dañadas o muertas, y, dado el continuo desarrollo tecnológico, también podrían aplicarse en otros ámbitos, como el agroalimentario.
La fermentación de precisión se trata de una tecnología que utiliza microorganismos para elaborar determinados productos, como proteínas, vitaminas o fibra. Como la ingeniería tisular y celular, esta tecnología también se está utilizando en medicina y el profesor Ramiro Alberio prevé que en un futuro pueda aplicarse también en la producción de alimentos.
La EFSA es la responsable de evaluar la seguridad de los nuevos alimentos en la Unión Europea (UE), incluyendo aquellos en los que se han utilizado estas tecnologías. A día de hoy, la EFSA ha evaluados varios ingredientes de nuevos alimentos elaborados mediante fermentación de precisión, pero aún no ha tenido ocasión de evaluar ningún alimento derivado de células animales cultivadas.
No obstante, según el doctor Wolfgang Gelbmann, científico de la EFSA y ponente en el coloquio, la EFSA espera recibir solicitudes de nuevos alimentos en alimentos derivados del cultivo de células y se mantiene al día de los últimos avances en la ciencia y en la tecnología actualizando sus directrices para su evaluación y así estar preparados cuando llegue el momento.
¿Quién decide si los alimentos derivados del cultivo de células están listos para ser comercializados?
Como entidad de asesoramiento científico independiente, la EFSA proporciona los datos y resultados científicos de sus evaluaciones sobre la seguridad de estos productos a los consumidores europeos, pero no participa en la toma de decisiones de la UE. Son los reguladores de la UE, es decir, la Comisión Europea y los Estados Miembros, quienes autorizan la comercialización de nuevos alimentos y establecen los requisitos de etiquetado correspondientes.
La Comisión opina que la tecnología de cultivos de células contribuirá a alcanzar los objetivos de la Estrategia «De la Granja a la Mesa» para desarrollar sistemas alimentarios justos, seguros, saludables y sostenibles.
La producción real de este tipo de alimentos, tanto en la UE como en el resto del mundo, aún está en su primera fase, pero serán los consumidores quienes decidan en última instancia el futuro de la producción y comercialización de estos alimentos.
¿Qué opinan los consumidores?
Según apunta el profesor Michael Siegrist, que lidera un grupo de investigación sobre el comportamiento de los alimentos y de los consumidores, la percepción de los consumidores sobre la “naturalidad” de los alimentos y las tecnologías de los alimentos es un factor crítico. Se ha observado que cuando piensan que son “naturales”, creen que, no solo no les harán daño, si no que les harán bien. Su razonamiento es el contrario cuando consideran que no son “naturales”.
Además, la comunicación sobre los posibles beneficios sociales y económicos también juega un papel importante en la aceptación o rechazo de los nuevos alimentos por parte de los consumidores. Por ejemplo, muchos consumidores desconocen el impacto medioambiental de la producción cárnica, lo que explica por qué no están dispuestos a reducir su consumo de carne o a consumir productos alternativos.
Al final, el sabor y el precio de los nuevos alimentos resultan ser los principales determinantes del comportamiento de la mayoría de los consumidores. Queda por ver si estos últimos vencerán sus barreras psicológicas y de información hacia los alimentos derivados del cultivo de células.