Nutrición/Reformulación de alimentos/Recomendaciones del consumo de azúcares. Reformulación y reducción de azúcares añadidos.

Recomendaciones del consumo de azúcares. Reformulación y reducción de azúcares añadidos.

 

La Organización Mundial de la Salud, en su última guía actualizada sobre “Ingesta de azúcar para niños y adultos en el año 2015”, mantiene la recomendación firme lanzada en el año 2003: La OMS recomienda limitar el consumo de azúcares libres o añadidos a menos del 10% de la ingesta calórica total.[1]

Según la Encuesta Nacional de Consumo de alimentos y bebidas, Encuesta ENALIA, realizada en 2012-2014 por la AECOSAN dirigida a población infantil y adolescente (6 meses a 17 años), la ingesta media (mediana) de azúcares totales (es decir, monosacáridos y disacáridos intrínsecos y añadidos) es de 95,1 g/día, lo que supone el 21.5% de la energía total diaria. Por otro lado, según la otra Encuesta ENALIA 2 [2],  realizada también por la AECOSAN  en 2013-2015 y  dirigida a población adulta, anciana y una submuestra de mujeres embarazadas (18-75 años), la ingesta media (mediana) de azucares totales en adultos es de 78,1 g/día, y muy similar al del colectivo de embarazadas (81,4 g/día), lo que supone el 19% de la energía total diaria.

En base a estas evidencias, la Comisión Europea y los Estados Miembros en el Grupo de Alto Nivel sobre Nutrición y Actividad Física (HLG) ya en el 2011 lanzaron el “Marco Europeo para las iniciativas nacionales sobre distintos nutrientes seleccionados” que impulsa líneas políticas de  reformulación sobre las grasas, azúcares y calorías de forma similar a lo establecido en el  marco de la reducción de sal (2008), para que pueda servir de referencia y como herramienta a las actuaciones nacionales en reformulación impulsadas  por  los países europeos. Como desarrollo de este marco en el 2012 se acordó el Anexo I referente a las Grasas saturadas y en el 2015 se ha aprobado el Anexo II para los azúcares añadidos.

La Estrategia NAOS forma parte de los grupos de trabajo de expertos establecidos en el marco del HLG  para abordar la reformulación con un impulso común europeo y participa de forma periódica en las reuniones web o presenciales sobre este tema con otros Estados Miembro, la Comisión Europea, la industria alimentaria y otros sectores, consumidores, y otros agentes o  sectores relacionados.

Aunque en España, en la AECOSAN  desde la Estrategia NAOS ya se trabajaba desde hace años con los distintos sectores en la reducción voluntaria de sal y de grasas, actualmente, en base a este nuevo  Anexo II sobre azúcares añadidos,  se refuerza esta línea de acción con este impulso europeo que implicará establecer nuevos acuerdos voluntarios con los fabricantes, la distribución, la restauración y los distintos sectores para conseguir de forma eficaz  una paulatina reformulación de distintos alimentos y bebidas  que contemple no solo la bajada de azúcares añadidos, sino también de sal, grasas, y calorías, mediante diferentes estrategias y objetivos de reducción.  De esta forma  el consumidor dispondrá de más productos con una composición reformulada y las opciones más saludables serán más accesibles como en otros países de nuestro entorno. Esto incentivará la innovación y desde luego impactará a nivel poblacional en la salud pública.


[1] En esta nueva guía, además se añade una recomendación condicional: “para obtener mayores beneficios para la salud, incluso se sugiere limitar el consumo de azúcares libres a menos del 5% de la energía total diaria”. (La OMS formula recomendaciones condicionales —incluso cuando la calidad de las pruebas no es elevada— sobre cuestiones que revisten importancia para la salud pública. Se habla de recomendación condicional cuando los efectos deseables de su cumplimiento probablemente compensan los efectos indeseables, aunque la proporción de unos y otros no se puede establecer con precisión; por tanto, es preciso entablar diálogos y consultas con las partes interesadas antes de plasmar la recomendación en una política. De acuerdo con la definición de la OMS, los azúcares libres incluyen los monosacáridos y los disacáridos añadidos a los alimentos y las bebidas por el fabricante, el cocinero o el consumidor, más los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes, los jugos de frutas y los concentrados de jugos de frutas).
[2] El informe de ENALIA 2 con los resultados completos se está procesando y se publicará en la página web de la AECOSAN próximamente.